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Juan Martínez: Arpisto de joropo tuyero

Por: Jesús Castro

Maestro Juan Martínez, Foto: Jesús Castro, año 2015

      Nació el 24 de Julio de 1.930 en Cambural de Cataure Edo Aragua, siendo sus Padres Hermenegildo García y Manuela Martínez. Tiene actualmente 43 años residenciado en la calle los cedros de Quebrada de Cúa en el Municipio Rafael Urdaneta, Edo Miranda. Sus Inicios fueron con la Guitarra la cual aprendió a tocar de Nicolás Ascanio a la edad de catorce (14) años. Durante mucho tiempo, amenizo bailes tocando la Guitarra, en Quiripital, Cambural, la Democracia en Ocumare del Tuy. Inicia el toque del arpa a los veinte (20) años de edad, perfeccionándolo posteriormente con el apoyo del gran arpisto de la época como era Pedro José Sarmiento, apodado Pedro Piringa. Sigue leyendo

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Un domingo verde

Por: Edgar Rivero

     “Un domingo verde se asomó por la ventana, con olor a viaje, con el olor del sancocho entre familiares, día de recorrer estos Valles eternos de mi infancia en el carro de papá, el frescor de la mañana acariciando mi cara con sutileza y ante mis ojos, un paisaje que se muestra con todo su esplendor lleno de una vegetación hermosa y huellas de historias gloriosas.”

Embalse del Lagartijo, Yare,  Valles del Tuy

Embalse del Lagartijo, Yare, Valles del Tuy,  foto de Gladys Zambrano.

     Aún recuerdo como cada domingo nos llevaban a esos parajes que el Valle del Tuy a veces suele esconder entre sus caminos, vía San Francisco de Yare nos desviábamos hacia Tocorón rumbo al Parque El Lagartijo a pasar un buen domingo en familia y nosotros claro, disfrutando de la piscina, para mi esas rutas que van desde Tocorón hacia Ocumare del Tuy tienen algo de mágico, son caminos que muy pocas personas conocen ya que la mayoría transitan siempre las vías principales, es como ver la cara más rural del Tuy. A veces podiamos desviarnos hacia La Aguada cerca también de Yare, donde tenemos familiares.

     Siempre que pasábamos por Yare a mi padre se le oía decir que ¡todo ese valle había sido del Libertador Simón Bolívar! lo decía con mucho orgullo como buen tuyero que era, lo que creo que mi viejo no sabía era que los Bolívar eran dueños de casi todo los Valles del Tuy y de un poco más allá.

     Mi viejo creía mucho en curanderos, a veces solíamos ir hacia Las Ollas un asentamiento campesino entre Ocumare y Cúa, vía a El Rodeo si mal no recuerdo, la carretera era de tierra e íbamos siempre en Jeep, después de un largo trecho de donde se podía ver pequeñas cascadas y quebradas, subíamos por unas escaleras esculpidas en tierra hasta llegar a una casa de bahareque donde vivía el curandero, a veces cuando llovía, mi primo y yo hacíamos diques y jugábamos con el agua de lluvia que llenaba los surcos que estaban alrededor de dicha casa, luego subíamos un cerrito más arriba y almorzábamos pan con jamón y queso que mi madre preparaba.

     Cuando pasábamos por Las Mercedes de Cúa, mi padre decía: “por aquí se voltio una carreta llena de negros” y por supuesto que uno se sorprendía de lo que decía y más cuando veías que la mayoría de los pobladores de ese lugar, son afrodecendientes, lo cierto es que por esos predios existía una hacienda llamada “El Murciélago” y el dueño de dicha hacienda en época colonial era tratante negrero, compraba negros y luego los revendía.

     Otra ruta era cuando íbamos hacia San Casimiro o hacia Camatagua, ambas poblaciones del Edo Aragua, a veces tomaba la ruta que va desde Ocumare hacia la Colonia Mendoza y de allí nuevamente tomábamos la ruta hacia Aragua, nos deteníamos siempre a comprar chicharrón, pero luego de comprarlo nos deteníamos más adelante a la orilla de la carretera en algún sitio tranquilo para comer en paz sin mucho alboroto.

     Una vez de regreso de los valles aragüeños por allá en el año de 1984, yo estaba con el empeño de que se detuvieran en un sitio donde decían que se aparecía la Virgen, se detuvieron sin muchas ganas, cruzamos un tronco para poder atravesar el río (si mal no recuerdo, había un tronco y si no es así perdonen, de vez en cuando la memoria nos hace una mala jugada) y así subir hacia la explanada donde había una humilde capilla improvisada y al lado izquierdo una imagen de la Virgen de Lourdes y una hermosa cascada de donde la gente se lavaba y bebía agua, mis viejos se hicieron muy asiduos al hoy Santuario de la Virgen Reconciliadora de los Pueblos.

     De vuelta a casa, al atardecer, al pasar nuevamente por San Francisco de Yare, mi padre decía orgulloso: ¡Simón Bolívar no nació en Caracas, nació en Yare!

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DOSSIER 3.1: La Guerra a Muerte, Aspectos económicos y sociales de la incursión de Rosete en el Valle del Tuy.

Por: Antonio Delgado.

Detalle de la portada del libro "Guerra de exterminio" de Gustavo Machado Guzmán.    La Guerra a Muerte, aquella guerra terrible de los años 13 y 14 de la centuria decimonona venezolana, encontró a los pueblos tuyeros y aragüeños sumidos en una catástrofe económica y social, que tuvo gran impacto en la vida de la otrora provincia de Caracas y se constituyó en un acontecimiento significativo para las historias regionales y locales de estos pueblos.

La desestructuración económica de Los Valles de Aragua y del Tuy ante la presencia de Rosete 

     Si muchos pueblos de Venezuela asistieron como testigos horrorizados de la Guerra a Muerte, quizás no haya alguno que la sufriera de manera cruel y espantosa como los Valles de Aragua y del Tuy. Estos pueblos, cayeron bajo la cuchilla y la barbarie que sacrificó a la población civil y destruyó o intentó destruir las unidades de producción, que durante el período colonial garantizó el suministro y abastecimiento de mercancías en el mercado caraqueño.

   Fueron dos los elementos a tomar en cuenta en el proceso de desestructuración económica y social en la Venezuela del siglo XIX, el primero natural y el segundo político. Si las condiciones geográficas limitaban las comunicaciones en el ámbito territorial; el estallido de la guerra nacional de independencia, sobre todo, la etapa de la Guerra a Muerte, contribuyó decisivamente a desarticular la producción agraria venezolana y la inevitable dispersión de la población.

     Los valles de Aragua, Tuy, Caracas, la zona de Barlovento y las tierras bajas del Lago de Valencia, que en el período colonial, se constituyeron en asientos de prósperas agriculturas de plantaciones de caña de azúcar, añil y trigo, entre otros rubros, exteriorizaban durante la Guerra a Muerte un panorama económico pavoroso. Las regiones mencionadas no tenían nada que exportar y apenas podían satisfacer las necesidades elementales del mercado interno. El llamado “granero de Caracas”, los Valles del Tuy, concurrieron como testigos y víctimas de una guerra terrible, que entre 1813-1814, hizo estragos en la población y en las actividades productivas de las haciendas monocultoras y monoproductoras, ya que impidió el abastecimiento suficiente de productos y el comercio con el mercado de Caracas.

     Al respecto, los estudios realizados sobre la región por el historiador Diógenes Molina Castro, refieren que la población de Santa Lucía del Guaire y otros cantones de la provincia de Caracas, vivieron años aciagos desde 1812 hasta 1814, primero con la catástrofe natural del terremoto, y luego, con la tragedia político-social que significó la presencia de Rosete en el Valle del Tuy, particularmente, en Ocumare.

     Pobreza colectiva, parálisis productiva, saqueo y estampidas negreras que huían de las haciendas, era el cuadro desolador que pintaban estos pueblos durante la Guerra a Muerte.

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La festividad de San Juan y su representación en el Tuy

Por: Andrés  García.

Baile de tambor, acrílico sobre madera autor Ygnacio Guzmán

     La presencia africana en el territorio llamado Venezuela comienza a partir del período de conquista, cuando llegan en barcos los primeros esclavos provenientes de África, de ese contacto deviene la importación de su cultura, sus raíces, su cosmovisión y su visión mágico religiosa. Existen muchos aportes culturales del continente africano que hoy en día están vigentes en la cultura venezolana. La investigadora Angelina Pollack-Eltz indica lo siguiente:

“(…). En el campo de la música y de los bailes el aporte africano es considerable también puesto que a los europeos gustaban más los ritmos africanos que la música monótona de los indígenas. Por otra parte, los negros fueron incorporados totalmente al sistema económico capitalista de la época colonial y expuestos a los bienes materiales de origen español, así se perdieron todas las tradiciones en el campo de la cultura material, así como también la artesanía africana.” (Pollack-Eltz, 1978: p.10)

     Así se evidencia que sus bailes perduran hasta hoy día, y que junto con la influencia material de los españoles desemboca en fiestas como la de San Juan, celebrada los días 24 de junio, caracterizado por ser el día más largo del año perteneciente al solsticio de verano, y alargándose hasta el 25 de junio,  siendo esta celebración uno de los vestigios de la herencia africana más importante en lo largo del territorio venezolano. Baile, tambor, magia y religión se mezclan para rendir culto a San Juan, y en los valles del Tuy  su permanencia es un hecho hoy por hoy. Está se celebra en varias localidades, en donde diversas familias, vecinos y amigos aún rinde culto a San Juan.

     Es importante destacar una particularidad, y es que el baile de tambor redondo, es decir, con las piernas en forma de círculo, es diferente al baile desarrollado en otras localidades del Estado Miranda, Aragua y Vargas,  el baile de tambor redondo sitúa a una variante dentro de las celebraciones perteneciente a las realizadas en el Tuy.

     Las personas que le rinden culto San Juan, buscan que exista prosperidad, salud y esperanza para el resto del año, y que siga la continuidad de esta tradición que evidencia la diversidad que existe en nuestros valles tuyeros.

Saignes señala: “La historia del proceso de la formación de la cultura venezolana es, en parte, la historia de la indigenización y de la africanización del español en nuestra tierra» (Saignes, 1955: p.13)

Fuentes Consultadas:

Pollack-Eltz, A. Aportes indígenas a la Cultura del Pueblo Venezolano. Instituto de investigaciones Históricas. Caracas, UCAB, 1978.                                           

Saignes Acosta, M. Elementos Indígenas y africanos en la formación de la cultura Venezolana. Caracas, Ediciones de la Biblioteca, 1955. 

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